Capitulo IV
EL YO SICOLOGICO
Los Seudo-ocultistas y seudo-esoteristas,
dividen el Ego en dos Yoes: Yo superior y Yo inferior.
Superior e inferior división de un mismo
organismo.
Yo Superior, Yo inferior es todo Ego, todo Yo.
El Intimo, el real, sino es Yo, trasciende todo
yo, está más allá de todo Yo.
El Intimo es el Ser, el Ser es lo real, lo
atemporal, lo divinal.
El Yo tuvo un principio y tendrá
inevitablemente un fin, todo lo que tiene un principio tiene un fin.
El Ser el Intimo, no tuvo principio, no tendrá
fin. El es lo que es, lo que siempre ha sido y lo que siempre será.
El Yo continua después de la muerte y retorna a
este valle de lagrimas para repetir acontecimientos, satisfacer pasiones y
pagar Karma.
El Ser no continua porque no tuvo principio,
solo continua lo que pertenece al tiempo, lo que tuvo un principio. El Ser no
pertenece al tiempo.
Lo que continua está sometido a decrepitud,
degeneración, dolor, pasión. Nuestra vida actual, es el efecto de nuestra vida
pasada, continuación de nuestra vida pasada, el efecto de una causa anterior.
Toda causa tiene su efecto, todo efecto tiene
su causa, toda causa, se transforma en efecto, todo efecto se convierte en
causa.
Nuestra vida presente es la causa de nuestra
vida futura, nuestra futura vida tendrá por causa nuestra vida actual, con
todos sus errores y miserias.
Continuar es aplazar el error y el dolor,
nosotros debemos morir de instante en instante para no continuar; es mejor ser
que continuar.
El Yo es el origen del error y de su
consecuencia que el dolor mientras exista el Yo, existirá el dolor y el error.
Nacer es dolor, morir es dolor, vivir es dolor;
dolor en la niñez, la adolescencia, la juventud, la madurez, la vejez; todo en
este mundo es dolor.
Cuando dejamos de existir en todos los niveles
de la mente, desaparece el dolor, solo dejaremos de existir radicalmente
disolviendo el Yo psicológico,
El origen del Yo es el órgano Kundartiguador,
El Yo está constituido por todas las
malas consecuencias del órgano Kundartiguador.
El Yo, es un manojo de pasiones, deseos,
temores, odios, egoísmo, envidia, orgullo, gula, pereza, ira, apetencias,
apegos, sentimentalismos morbosos,
herencia, familia, raza, nación,
etcétera.
El Yo es múltiple, el Yo no es
individual, el Yo existe
pluralizado, y continúa pluralizado y retorna pluralizado.
Así como el agua se compone de muchas gotas,
así como la llama se compone de muchas partículas ígneas, así el Yo se compone
de muchos Yoes.
Millares de pequeños Yoes constituyen el Yo o
Ego que continúa después de la muerte y retorna a este valle de lagrimas para
satisfacer deseos y pagar Karma.
En cinta sucesiva los Yoes pasan en orden
sucesivo por la pantalla de la vida, para representar su papel en el drama
doloroso de la vida.
Cada Yo de la trágica cinta tiene su mente
propia, y sus ideas, y criterio propio. Lo que a un Yo le gusta a otro Yo le
disgusta.
El Yo que hoy jura fidelidad ante el Ara de la
Gnosis, es desplazado más tarde por otro Yo que odia la Gnosis, el Yo que hoy
jura amor eterno a una mujer, es remplazado mas tarde por el otro Yo que nada tiene que ver ni con la mujer ni
con el juramento.
El animal intelectual llamado falsamente hombre
no tiene individualidad, porque no tiene un centro permanente de conciencia, no
tiene continuidad de propósitos porque no tiene un centro de gravedad
permanente, solo tiene el Yo pluralizado.